jueves, 23 de febrero de 2017

Haciendo cuentas

Con el proceso de inclusión financiera, cada vez más son las operaciones que hacemos con nuestras cuentas bancarias (pagos con débito, débitos bancarios automáticos, pago de facturas a través de internet - Paganza, compras en la web - PayPal, y delivery de comida - PedidosYa), y cada vez usamos más aplicaciones para todo eso.

Antes era de los que guardaba los tickets impresos de cajero automático, para controlar mi estado de cuenta bancario, revisando periódicamente los movimientos uno a uno. Tildando estados bancarios como había visto a mis padres hacerlo, y pensando en conciliaciones bancarias como las que había aprendido en Facultad.

Como aumentó la cantidad de movimientos, y muchos no tienen un respaldo papel, he buscado distintas opciones para ir controlando el saldo bancario.

Lo que mejor me ha funcionado es ZCuentas de ZetaSoftware - un software simple, completo y gratuito, que con una mínima dedicación de tiempo me permite tener el control. Y si bien yo no lo uso para el análisis de los gastos, brinda la posibilidad de trabajar con presupuestos, categorías y alertas.

"Para que la gestión de las finanzas personales sea efectiva, es fundamental registrar los movimientos de dinero en el mismo momento y lugar que suceden. ​​La rapidez y simplicidad de ZCuentas Express la convierten en la ​​aplicación​ ideal para el teléfono móvil​, desde los cuales podrá registrar gastos, ingresos y transferencias en el momento que se realizan​, consultar el saldo de sus cuentas, y ver los vencimientos".

Zetasoftware se ha comprometido para que ZCuentas sea un producto gratuito, para todos y para siempre.

Así que recomiendo probarlo, simplemente porque es una buena herramienta.

[Imagen extraída del video presentación de ZCuentas]
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martes, 21 de febrero de 2017

Plataformas colaborativas y control estatal

La semana pasada me entrevistó el periodista Tomer Urwicz de El País, como parte de la nota "El Uber del alojamiento" en el suplemento Qué Pasa, donde se abordó el impacto de la plataforma Airbnb en el sistema tradicional de arrendamiento de inmuebles.

En particular comenté para la nota la importancia de que la propia comunidad sea la que controla, la que califica y establece los niveles de calidad deseados de los servicios. Por lo que señalaba como un desafío para los Estados, la necesidad de empoderar a la población para que sea capaz de exigir calidad más allá del control estatal.

A su vez se me consultaba sobre el impacto en el empleo, y sin lugar a dudas cada nueva iniciativa de tipo colaborativa también genera nuevos empleos y dinamiza la economía.

En un momento de la historia los seres humanos hemos necesitado de intermediarios (esto no fue siempre así, ya que el sistema de trueque o comunidades de colaboración, existieron con los primeros grupos humanos). La intermediación facilitó el intercambio de bienes y servicios, y trajo aparejada la necesidad de implementar algunos controles que dieran confianza a las transacciones.

Actualmente para muchas actividades, la tecnología permite que quien tiene una necesidad se contacte directamente con quien puede ofrecer la solución. Este cambio no significa necesariamente el fin del sistema capitalista, sino que algunos negocios deberán reinventarse.

Los cambios de modelo, no son de un día para otro. Por eso es relevante que la sociedad defina cómo debe intervenir el Estado y que se asuma una cultura del autocontrol. Antes uno salía a la calle y suponía que el chofer era profesional porque manejaba un auto pintado de amarillo con un cartel de "taxi", y ahora no es necesario pues una aplicación con GPS me puede ayudar a encontrar un vehículo que me transporte. Las inmobiliarias surgen como un intermediario que une oferta y demanda, y cobra una comisión por brindar información y acercar a las partes, mientras que en Airbnb, Mercado Libre o El Gallito en Internet, actualmente se pueden aplicar filtros con criterios de selección, ver fotos y conocer experiencias de visitantes anteriores. La confianza se construye a través de experiencias de usuarios interconectados y no necesariamente por intermediarios.

Son muchos los intentos de regulación y control de la tecnología en el mundo, pero pocos los que están siendo efectivos. Las normas siempre llegarán después de que existan nuevas formas de hacer las cosas, por lo que correrán de atrás, intentando regular lo que ya es una realidad. En ese sentido, empoderar a la ciudadanía como usuarios digitales críticos y exigentes es un paso esencial.
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