Me hicieron llegar este artículo del profesor de la Universidad de Granada, Dr. Daniel Arias-Aranda, titulado “Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando”, y me pareció relevante compartirlo e incorporar algunas reflexiones personales.
"las aulas estaban llenas"
Quizás porque en aquellos años, la única forma de acceder a los contenidos era comprar libros, pedirlos en biblioteca o tomar apuntes. Hoy el acceso al contenido es mucho mas simple. Mejoramos los materiales de los cursos, y si la clase es meramente expositiva, no hay grandes estímulos para asistir a clase.
“las constantes preguntas de los estudiantes”
Hoy muchas las responde Google, otras están en los propios materiales de estudio (cada vez mas orientados al curso, en lugar de textos genéricos) y también hay diversos canales de comunicación, tanto con el equipo docente como entre pares.
“exámenes que duraban horas”
Probablemente hemos descubierto que no era necesaria una prueba tan extensa para determinar si cada estudiante sabe o no sabe, pero además creo que entendimos que las instancias puntuales de evaluación aportan poco en un mundo tan cambiante que requiere de formación continua. La carrera de grado dejó de ser “la instancia de aprendizaje” para ser simplemente el comienzo de una nueva etapa.
“antes de que acabe la clase ya están recogiendo sus cosas”
Ante esta realidad, cabe preguntarse qué estoy haciendo yo como docente para que esto no suceda. Por qué no son atractivas mis clases, por qué no logro captar su atención, por qué no estoy pudiendo aportarles valor. Me parecen preguntas mas relevantes que preguntarse por qué no les interesa o por qué no quieren aprender. Los docentes tenemos mucho por hacer. El mundo ha cambiado, pero nuestras clases ¿han cambiado?
“he separado a gente para que no hablen entre ellos”
Creo que es bueno que los estudiantes hablen entre ellos, pero para que sea valioso para la clase deberían ser protagonistas, y deberíamos darles consignas relevantes para que hablen. Los profesores deberíamos ser más guías que tutores.
“Soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales”
No debería ser así. Siempre fue mas divertido ir a bailar que asistir a clase. No se trata de ser entretenidos, ni de competir con la app del momento. Nuestra labor no es entretener, es enseñar, o mejor aún: facilitar que los estudiantes aprendan.
“Impartimos menos temas de manera mucho más superficial”
En los ámbitos donde ejerzo la docencia, no creo que eso sea así. Por el contrario, enseñamos para realidades más complejas, contenidos disciplinares cada vez más profundos, pero también sabiendo que es parte de un proceso continuo y no el final de la formación como lo era para la mayoría de los profesionales hasta hace pocos años. Además, por suerte, jamás recibí instrucciones para aprobar más personas, bajar la exigencia ni aceptar pruebas o trabajos que no tengan lo requerido. Y hasta donde sé, en Uruguay no hay diferencias en estos aspectos entre público y privado.
El diagnóstico en relación con las carencias en habilidades básicas (escritura, expresión), el uso de fuentes de baja calidad y la omisión de citas, las carencias en las presentaciones, el desconocimiento sobre la institución y las debilidades en habilidades blandas, son algo en lo que como educadores también debemos trabajar. Desarrollar la capacidad de aprender es mas valioso que dictar los contenidos de nuestra asignatura. Promover esas capacidades identificadas como debilidades es fundamental para el éxito profesional, mucho mas que repetir contenidos que están hoy a un clic de distancia.
“si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti”
Eso es muy cierto. Pero más que responsabilizar a los estudiantes, veamos qué podemos hacer nosotros los docentes. Revisemos nuestras prácticas educativas, nuestros contenidos de clase. Porque si seguimos haciendo lo mismo, no podemos esperar resultados diferentes.
Quizás el punto donde mas discrepo es, obviamente para quien me conoce, el que tiene que ver con el uso de tecnologías en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En un mundo digital, deja la tecnología fuera del aula, lo único que hace es limitarnos. Las tecnologías, tanto en las organizaciones como en la enseñanza, son potenciadores de lo que hacemos. No son un fin en si mismas, son herramientas para alcanzar desafíos mas complejos, y el desarrollo de habilidades digitales es clave para los profesionales.
Todo esto lo digo desde mi propio cuestionamiento. Aún estoy lejos de hacer lo que creo que hay que hacer. Seguramente por inercia, por comodidad o porque hago lo que hasta ahora siempre supe hacer bien. Pero corresponde invitar a todos (estudiantes y docentes) a discutir estos temas.
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