viernes, 2 de octubre de 2020

Reinventando la cultura

Quizás alguno de ustedes haya escuchado hablar de la revista Orsai, y cómo un escritor argentino viviendo en Barcelona, rompió sus contratos con las principales editoriales que publicaban sus libros para reinventar el modelo económico que hoy le permite crear y compartir sus contenidos de forma libre pero sustentable. 

Me refiero a Hernán Casciari, argentino que vivió durante varios años en España, y como forma de matizar la distancia con su Mercedes natal, decidió escribir un blog en primera persona, contando la vida de una mujer, de una familia. Lo hizo en primera persona, aprovechando la herramienta de los blogs lo cual significó también que es esa literatura fuera vista rápidamente por un montón de lectores, que hacían comentarios participando activamente de esa creación. 

Muchas personas leyeron ese blog como si fuera real, como si esta mujer realmente estuviera contando su vida y haciendo público lo personal. Otras personas lo leyeron imaginándose que atrás había una escritora o un escritor que estaba jugando con una nueva forma de literatura. La realidad es que este escritor no solo estaba publicando en forma periódica un un texto en su blog, sino que además estaba atento a lo que decían sus lectores y lectoras en comentarios. Y en base a estos comentarios iba construyendo y rearmando su historia.

Ese blog fue un éxito en el sentido de recibir premios a la literatura y metió un golazo inesperado, cuando esa novela escrita en un blog se convirtió en una obra de teatro protagonizada por el gran actor argentino Antonio Gasalla. Ese éxito tuvo a su vez un correlato económico y una comunidad de lectores relacionada al autor, quien además de ese blog tan particular, empezó a tener uno propio con su nombre y apellido real, escribiendo cuentos y haciendo correcciones "en vivo" a medida que su propia comunidad de lectores los detectaba. Esta nueva forma de publicar le permitió transformarse y transformar la forma de crear, distribuir y remunerar la cultura.

La publicación de contenidos literarios en un blog sin que previamente haya pasado por un editor, por un corrector, le permitieron a casi Casciari dos cosas muy importantes: Tener un contacto directo con sus lectores, que a su vez esos lectores le hicieran recomendaciones, le pidieran contenidos, le hicieran sugerencias, opinaron sobre cada uno de sus textos casi en tiempo real, apenas el texto estaba terminado. La segunda es que fue creando una comunidad en torno a su literatura, a sus contenidos. Esa comunidad de lectores le dio el empujón para que hiciera una primera aventura, hace ya diez años que fue la publicación de la revista Orsai. Una revista cultural, escrita por los involucrados sin intermediarios, que llegaba desde los creadores directamente a esta comunidad de lectores. 

Era un nuevo modelo en el sentido de que la revista no se imprimía para después venderla, sino que la revista se financiaba por los pagos en forma anticipada de un producto que una comunidad estaba esperando, pero del que aún no conocía su contenido. La confianza de una comunidad en una idea iba más allá del producto. 

La comunidad esperaba un conjunto de contenidos donde verse reflejada. La revista Orsai funcionó muy bien, como una aventura de literatura de calidad, de crónicas, de entrevistas, pagadas por esos lectores en forma anticipada para recibir un contenido de calidad. 

Casciari continuó transformándose y en momentos donde la creatividad no afloraba, decidió salir a visitar bares y pequeños teatros para contar sus cuentos. Otra vez, sustentad en una comunidad dispuesto a escucharlo. Una comunidad que lo sentía cercano, que conocía sus cuentos y ahora encontraba otra forma de acceder a los mismos contenidos que estaban libres y gratis disponibles en la web. Porque además, recordemos que la revista Orsai, si bien se vendía, siempre estaba también disponible en formato PDF para quien quisiera descargarla en forma gratuita. 

Ahora, Editorial Orsai se convierte en fundación para apoyar proyectos nuevos, financiar ideas disparatadas, publicar lo que nadie publicaría, empujar a los más nuevos e irreverentes. Lo hace nuevamente impulsado por una comunidad virtual (que es muy real, por más que sea mediada su comunicación por tecnología), que tiene intereses compartidos y que salta al vacío porque las ideas lo valen, porque el camino es la solidaridad y la transparencia. 

No sólo me resulta interesante el proyecto por sus fines, sino también por ser parte de una experiencia que tiene que ver con los cambios culturales: la eliminación de los intermediarios, el poder de las comunidades y el desarrollo de nuevas formas de hacer.

[Este artículo puede leerse en formato podcast vía Spotify]

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