En el sur chileno, en la región de los ríos - mirando al Pacífico, se encuentra la ciudad de Valdivia - fundada en 1552 por el conquistador español Pedro de Valdivia. Esta ciudad recibió una importante migración alemana desde 1850, gracias a la ley de inmigración selectiva.
Entre ellos, Carlos Anwandter fundó una cervecería que llegó a ocupar más de 50 obreros y producir miles de litros de cerveza al año. Pero esta tradición cervecera se interrumpió en 1960, cuando el mayor terremoto registrado (9,5 en la escala de Richter) destruyó el 40% de los hogares, desbordó ríos y arrasó con las fábricas, dejando centenares de muertos y desaparecidos.
A fines de los años 1990, Armin Kunstmann - tras una visita a Estados Unidos - retoma la tradición cervecera, e impulsa a Valdivia como la capital nacional de la cerveza artesanal. Actualmente la Compañía Cervecera Kunstmann S.A. (en un 50% propiedad de la gigantesca CCU) es la líder absoluta del segmento de cervezas Craft - algo así como producción masiva de cervezas con estilo artesanal y gran cuidado de la receta original (malta, agua, levadura y lúpulo).
La que le sigue en participación del mercado cervecero de Valdiva, es una pequeña planta al norte de la ciudad, en la zona de Las Fanegas - demarcada por los rios Calle Calle y Cruces. Con el nombre de Cuello Negro, por los cisnes que (al menos hasta que se dieron los problemas ambientales generados por Arauco) eran emblemáticos en la zona, nace en 2004 cuando Cristian Olivares se separa de su sociedad con Rodrigo Gonzalez de Selva Fría.
En nuestra visita, estuvimos charlando con Esteban - que nos contó que están enfocados en la producción de dos variedades (Ámbar y Stout). La primera utiliza malta pilsen y caramelo junto a lúpulos ingleses, para lograr una cerveza liviana con aromas frutales y un agradable amargor de la malta tostada (IBU 23 y 5.8 grados de alcohol).
La Stout, es una cerveza negra de 8 grados, suavemente amarga (IBU 56), con persistente espuma, notas de chocolate, café y frutas pasas en nariz; cremosa y con retrogusto duradero.
Utilizan en la producción el excelente agua de la zona, con cebadas malteadas chilenas. Una planta pequeña, pero con un ciclo muy profesional y bien logrado: almacenan el grano en la parte superior, para alimentar las tolvas de maceración desde arriba directamente desde la moledora, y utilizan una bomba para transportar durante el resto del proceso.
Los tanques utilizados son de fabricación chilena, en base a modelos de origen europeo. Recientemente han cubierto el piso de la planta con pintura de resina epoxi.
Concentrados en sus dos variedades, el flujo de producción es homogéneo y lo tienen sistematizado de manera de que todo el equipo de trabajo pueda concentrarse en distintos momentos, en cada etapa del proceso.
Si bien principalmente envasan en tanques para cerveza tirada (más del 80% es schop), también embotellan, por lo que tienen cámaras de frío, que ayudan a cuidar el producto en el verano, ya que la temperatura ha llegado a superar los 30 grados.
Las canillas en los bares de la zona son proporcionadas por las propias cervecerías, por lo que el logo de Cuello Negro y los tanques con las bandas negra y roja, se encuentra en casi todos lados.
Realmente una muy buena cerveza, y un gran equipo humano que fue generoso para recibirnos en nuestra visita, intercambiar ideas y contar sus planes de crecimiento futuro.
[Fotos y videos GB (cc). Más en: Cata de Cervezas Facebook]
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